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El Vinalopó recorre lentamente el paraje de los Algezares de Aspe antes de rendir sus aguas intermitentes al Mediterráneo. Y es precisamente este río uno de los responsables de la riqueza geológica, cultural y natural del paraje. Lomas, ramblas, castillos y terrazas dan cobijo a zorros, ginetas y garduñas que conviven en libertad entre palmitos y espinos negros.

Los Algezares es un paraje ocupado desde la Prehistoria hasta ahora y prueba de ello es un patrimonio encabezado por el poblado islámico fortificado conocido como el Castillo del río y su necrópolis, el yacimiento romano de Quincoces, el ibérico Alto de Jaime y el Tabayá con vestigios de la Edad de Bronce.

Las condiciones climáticas de los Algezares han propiciado el crecimiento de especies como el lentisco, espino negro y coscojar. Y, por supuesto, el tomillar, dominado por pequeños arbustos leñosos como el cantueso, el tomillo, la estepa y el romero que sirven de hogar a comadrejas, zorros, ginetas, turones y garduñas. Así como a más de un centenar de especies de aves en peligro de extinción como aguiluchos cenizos y laguneros y a águilas perdiceras. En las zonas húmedas del paraje como algunos tramos del río y en las pozas conviven anfibios y reptiles acuáticos de interés especial.

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