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Cuenta la tradición que la patrona, en 1538, intercedió por el municipio y evitó una invasión pirata y que en 1653 la imagen de la santa lloró en el momento en que el que Felipe IV autorizaba la construcción de un embalse para regar las sedientas tierras de La Vila Joiosa. Ahora, el municipio rinde homenaje a su patrona mediante la celebración de una solemne procesión religiosa en la que la imagen de la santa sale a hombros de la iglesia y recorre las calles del casco antiguo. Finalmente, los asistentes entonan los Gozos a Santa Marta como prueba de su fe hacia la Virgen. Las fiestas conmemoran además la fundación de la ciudad.