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Aunque no existen datos sobre la construccion de esta ermita, destacan dos estilos. La Portalada, acercándose a las características del siglo XVII, permite datarla en este periodo. El resto, espadaña, cubierta y decoración, entra dentro de la arquitectura del siglo XVIII.

La pintura interior debe ser del año 1861, cuando se restauró la ermita.

Como lugar sagrado tenía una función relacionada con los enterramientos y pudo ser la antesala feretral del cementerio que se encontraba junto a la Iglesia. El recuerdo de esa función perduró hasta hace unos 30 años a través de las procesiones de la Divina Pastora por las calles del pueblo.