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El castillo es citado en diversos documentos a partir de 1157 en el que Ramón Berenguer IV concede carta-puebla de Alcañíz. En la Carta Puebla de 1239 consta que Pedro Daroca quedó feudatario en el macizo sobre el castillo de Corbó. Estuvo integrado en la demarcación territorial del Castillo de Culla. En 1303 el Temple compra al endeudado Guillem de Anglesola el castillo de Culla y sus territorios entre los que se encontraba el castillo de Corbó. Pero en 1307 el temple perseguido por Jaime II se rinde en diciembre en Adzaneta, Albocacer, Ares, Benasal, Boi, Cuevas de Vinromá, Corbó, Culla, Chivert, La Iglesuela y otros. El castillo pasa a ser propiedad de Montesa en 1319. Hay constancia de la existencia de guarnición y alcaide en 1321, cuando Jaime II hace mención de los desmanes contra ellos de parte de los habitantes de Morella. El castillo se ubica sobre un peñasco a 1060 metros de altitud, al noroeste de la población, a la derecha del kilómetros 10 de la carretera a Vilafranca, sobre el nacimiento del barranco de En Ramos. El castillo fue levantado sobre un asentamiento del Bronce que fue ocupado posteriormente en las épocas ibérica y en la romana. A su pies existió un poblado andalusí. Es de tipo roquero, con un solo recinto murado de torres barbacanas gemelas de planta cuadrada y torre mayor con aljibe. Su muralla, de la que se aprecian muy pocos vestigios, debió ser de reducidas dimensiones, ya que su ubicación hacía necesaria su construcción. Es accesible por el sur, a través de una pendiente muy pronunciada, y por el norte, donde está la entrada. Según la leyenda popular el castillo dispone de una comunicación subterránea con la cueva situada a los pies de la montaña desde donde brota una fuente y oculta grandes tesoros. Declarado BIC en 2002.