Considerada por los vecinos como oratorio particular de la noble familia Polo-Bernabé, esta ermita está ubicada a extramuros de la villa, próxima a los últimos lienzos aún en pie de la muralla. Actualmente carente de ornamentos de culto, está orientada en las proximidades de un antiguo cementerio templario, donde hoy radica un colegio público, a la vista del trazado del camino que conduce a la ermita del Calvario.