5 pueblos con encanto en la provincia de Alicante
5 pueblos con encanto en la provincia de Alicante
Al sur de la Comunitat Valenciana encontramos la provincia de Alicante, la quinta provincia más poblada de España. Con 141 municipios, es una provincia que destaca por sus costas y sus contrastes.
En Alicante encontramos un contraste entre los pueblos bañados por el cálido Mediterráneo y los que se sitúan entre los valles y montañas del interior. Cada uno de ellos con un encanto especial, hoy os traemos 5 de estos pueblos que seguro os enamorarán.
Los miradores de Xàbia
Situado en la costa de la comarca de la Marina Alta encontramos el municipio de Xàbia, repleto de maravillosas calas de agua transparente, cabos con vistas al Mediterráneo y miradores desde acantilados que quitan el hipo. Además, con sus dos reservas naturales, el Parque Natural del Montgó y el Parque Forestal de la Granadella, también ofrece múltiples rutas senderistas por la montaña desde las que se pueden disfrutar de las vistas de sus playas y calas.
Para los amantes del mar también cuenta con la Reserva Marina del Cabo de San Antonio, donde es posible hacer snorkel o bucear previa solicitud de un permiso, para descubrir las maravillas del fondo marino.
El Castillo de Guadalest
Hacia el interior, en la comarca de la Marina Baixa se ubica el bello pueblo de Guadalest, al que se llega a través del valle con el mismo nombre. El municipio está enclavado en dicho valle y está bordeado por las máximas alturas de la provincia. Al norte está la Sierra de la Xortà (1.126 m), al sur está la Sierra de Aitana (1.558 m) y hacia el oeste, se encuentra la Sierra Serrella (1.361 m). La altitud es de 595 m y sus alturas más representativas son: Els Parats (1.147 m), el Morro Azul (1.124 m) y el Morro Blanco (1.084 m).
Este pintoresco municipio destaca por su castillo, situado en lo más alto de Guadalest, y desde el cual se observan unas impresionantes vistas de todo el valle. También se pueden visitar las callejuelas de su casco antiguo con algunos de los museos más curiosos de la Comunitat Valenciana.
El casco antiguo de Altea
También en la Marina Baixa pero esta vez en su costa encontramos Altea, una localidad muy mediterránea con sus casas blancas, calles empedradas y coronada en lo alto por su iglesia de cúpulas azules, la iglesia parroquia de Nuestra Señora del Consuelo. Es la más conocida de Altea gracias a sus dos cúpulas azules, por las que se conoce a la localidad como “la cúpula del Mediterráneo”.
Este municipio ofrece bellos paseos entre las estrechas y empinadas calles por su casco antiguo donde se pueden encontrar bellos objetos de artesanía típica de la zona. También se puede ir hasta su costa y disfrutar del mar, su paseo marítimo y de sus preciosas calas y playas.
Los colores de La Vila Joiosa
Al sur de la comarca de la Marina Baixa se sitúa la preciosa localidad de La Vila Joiosa, siendo la capital de la comarca. Bañada por el Mediterráneo, ofrece gran variedad de actividades para el visitante, destacando su paseo marítimo junto al puerto y las coloridas fachadas de las casas que nos muestran un estilo mediterráneo lleno de vibrantes colores.
También es conocida por su industria dedicada al chocolate, por lo que se pueden visitar fábricas para degustar este exquisito producto o conocer su historia a través de los dos Museos del Chocolate con los que cuenta la localidad: Museo del Chocolate Valor y Museo del Chocolate Clavileño.
Las dunas de Guardamar del Segura
Al sur de la provincia, en la comarca del Baix Segura encontramos la idílica población de Guardamar del Segura. Situada junto al mar, es aquí donde desemboca el río Segura, tras nacer en la sierra de Segura y recorrer 325 km pasando por los municipios de Jaén, Albacete, la Región de Murcia y Alicante. Esta localidad ofrece diversas actividades para los visitantes, desde poder relajarse en sus playas de arena dorada y bañarse en sus aguas, a descubrir la historia a través de los museos, su castillo y ciudadela.
Un paisaje que llama la atención en Guardamar del Segura son sus dunas de arena móviles, un espacio forestal con 800 hectáreas de extensión, en el que se han plantado diversas especies vegetales como agaves, pinos, palmeras, cipreses o eucaliptos para fijar las dunas. Además, en la parte más alta se puede visitar otro tesoro, el yacimiento arqueológico de la Rábida Califal de las Dunas.



