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El Barrio de la Vila, origen urbano del municipio, conserva múltiples restos de murallas, torres y fortificaciones que ponen de manifiesto el carácter defensivo de la zona. En la parte más cercana al río Clariano se pueden encontrar restos de murallas que sirven de muro de contención, así como chimeneas pertenecientes a antiguas fábricas o molinos que aprovechaban la energía hidráulica del agua. El encanto del barrio de la Vila se encuentra en las pequeñas callejuelas, rampas, escalinatas y 'atzucacs' o callejones sin salida que, junto a las viviendas de la época, tanto señoriales como populares, aportan una íntima y especial belleza al conjunto.