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Testigos de excepción del desarrollo de la ciudad, las Torres de Serranos fueron en la época medieval la principal entrada a la ciudad amurallada para los visitantes procedentes de Cataluña y Aragón, así como los procedentes de los pueblos de la serranía. Su carácter defensivo no condicionó su rica y elaborada ornamentación que le otorga un cierto aire a arco triunfal. Durante sus siglos de vida las Torres de Serranos han tenido diversos usos como cárcel o como almacén para obras artísticas durante la Guerra Civil española. El monumento está formado por dos torres de planta poligonal, unidas por un cuerpo intermedio, que constan de varias alturas. Desde la parte superior se accede a una estupenda vista de la ciudad.