Cueva de las Calaveras en Benidoleig (Alicante)
Publicado el 28/09/2018
Fueron lugares de recogimiento y misticismo para el hombre antiguo. Las cuevas se convirtieron en moradas, santuarios y escenarios de rituales con chamanes en la Prehistoria. Poseedoras de un conocimiento ancestral que sigue palpitando de sus paredes miles de años después.
Una de las cavidades con más historia de la Comunitat Valenciana es la Cueva de las Calaveras en Benidoleig, provincia de Alicante. Resulta de obligada visita para conocer mejor nuestro pasado. Ubicada en la comarca de la Marina Alta, cerca de Pedreguer, la Cueva de las Calaveras se localiza en concreto en la ladera norte del monte Segili, también llamada El caballo. De 400 metros de longitud, la gruta rocosa está conformada por dos zonas bien diferenciadas: la primera, que está inundada y abastece de agua para el riego de la zona mediante un túnel artificial, y la segunda, abierta a las visitas.
La datación arqueológica fecha su antigüedad en aproximadamente 100.000 años. Aunque se han hallado útiles prehistóricos en su interior, en concreto del Paleolítico, la cueva fue reutilizada en diferentes momentos de la historia y para fines dispares. Por ejemplo, por el hombre del Neolítico para llevar a cabos ritos de fertilidad, o bien en época musulmana.
La leyenda mora de los tesoros
Una leyenda nos dice que el rey moro Ahli Moho y sus 150 concubinas murieron en el interior de la Cueva de las Calaveras repletos de joyas mientras huían de la persecución del Cid Campeador. De fecha más contemporánea es su utilización durante la Guerra Civil Española (1936-1939) como depósito y polvorín de explosivos.
Realmente, el nombre atribuido a esta cueva data del siglo XVII, cuando una expedición de espeleología descubrió los restos óseos de doce personas diseminados por su interior. Se cree que se podían corresponder a agricultores musulmanes de la Edad Media, que buscaban agua enterrada.
Además de útiles de sílex, hachas, puntas de flecha y piedras para cocinar (que pueden contemplarse en el Museo Arqueológico de Alicante, se encontró en la cavidad alicantina un diente de rinoceronte. Dato curioso que nos da idea de sus circunstancias.