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El cementerio civil de Buñol es único en su especie, y guarda los restos de la presencia de masonería en Buñol y en toda la comarca. ¡Acércate a descubrirlo!

El cementerio civil de Buñol se inauguró en 1886 y el objetivo de su construcción fue dar sepultura a aquellas personas que por su ideología o creencias religiosas no comulgaban con la Iglesia Católica, y por tanto no querían ser enterradas en espacios sagrados. Se trata del único camposanto masón que ha sobrevivido a la Guerra Civil y uno de los pocos que ha sobrevivido al franquismo sin que hagan desaparecer sus símbolos o inscripciones masónicas.

En este cementerio civil hay hasta 435 tumbas con una simbología muy particular; incluso bajo la dictadura de Franco se realizaron entierros a masones, a pesar de que el régimen lo perseguía. Si nos acercamos a él podemos observar en el frontispicio el clásico símbolo masónico del triángulo, el cartabón y el compás, que representan la luz y la construcción del Universo.

El cementerio cuenta con un nivel de protección de Bien de Relevancia Local. Tanto la Generalitat Valenciana como el propio Buñol ha empezado a realizar acciones de conservación y restauración para cuidar este singular cementerio, único en su especie en la Comunitat Valenciana. Se calcula que hay enterrados más de 40 maestros masones; si paseas por él te toparás con símbolos como la Torre Jakim, un tótem masónico de gran belleza.

Como curiosidad, la mayoría de cementerios civiles eran una vergüenza para las familias que dejaban allí a sus miembros; este es uno de los pocos en que las personas no creyentes, por voluntad propia, elegían ser enterradas allí.