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La ermita de Santa Ana, fundada en el siglo XV, se encuentra en lo alto de una colina poblada de pinares entre los que se sube el camino del Calvario. Así, el entorno adquiere un carácter natural desde el cual se domina un extenso paisaje, incluyendo la ciudad entera. Pero, además, para sus habitantes constituye un entrañable emblema sentimental ya que allí se venera la imagen del Santísimo Cristo de la Agonía, patrón de la ciudad y en honor del cual se celebran las fiestas de moros y cristianos. En la capilla destaca la imagen de Santa Ana.