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Situado a siete kilómetros de la ciudad, este santuario es otro de los tesoros de Villena. La leyenda relata el deseo de los villenenses por construir un templo a un santo patrón que les protegiera de la peste que asoló a la población. De este modo, la Virgen de las Virtudes recibió el título de abogada contra la peste y patrona de Villena. A la iglesia, de tres naves y estilo gótico, se accede por el claustro. Una inscripción en la nave central indica la fecha de su inauguración: 1581. Sin embargo, el barroco está presente en el camarín, decorado con estucos y pinturas del s.XVIII, donde se representan alegorías marianas. En el altar, recargado con molduras, pinturas y estucos, se encuentra la Virgen de las Virtudes, a quien los villenenses se refieren con el apelativo cariñoso de “Morenica”, por su color de piel.