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En la costa sur de Peñíscola encontrarás un nombroso grupo de calas que te ofrecen una experiencia única a orillas del Mediterráneo.

La costa de Peñíscola se divide en su parte norte y en su parte sur. La parte norte está ocupada por la Playa Norte o Playa de Peñíscola, la más conocida: 5 kilómetros de arena fina con bandera azul que tienen un gran atractivo turístico cada verano.

Pero si saltamos a la parte sur, dejando atrás el Castillo de Papa Luna, encontraremos primero la Playa Sur y luego una serie de calas que se esparcan por la costa y nos ofrecen una experiencia muy distinta, pero igual de valiosa. Los amantes de la costa virgen, las playas naturales y los espacios tranquilos encontrarán en esta área varias calas de arena, piedra y grava que destacan por sus aguas claras y unos fondos marinos de gran riqueza en los que podemos sumergirnos para bucear y observar peces y vegetación acuática.

La Cala Badum es uno de los mejores ejemplos. Esta cala, de difícil acceso, es la indicada si quieres tener un momento de paz contigo mismo. Se encuentra a los pies del acantilado Badum, presidido por una torre vigía que nos observa desde lo alto.

La Cala del Volante forma parte de la costa sur y es una pequeña playa con solo 30 metros de largo, con guijarros y también arena fina y dorada. La Cala Ordí es solo un poco más grande (50 metros) y tiene el mismo tipo de paisaje que la anterior. La Cala Argilaga también te espera para dejarte boquiabierto con su paisaje lleno de árboles; ten en cuenta que muchas de estas calas tienen de fondo el Parque Natural de la Sierra de Irta. El entorno es inmejorable.

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