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El retablo mayor es una pieza barroca de gran valor de la segunda mitad del siglo XVIII. Se doró posteriormente, al final de esa centuria. La obra fue subvencionada por la contribución de la ciudadanía y de la baronesa y duquesa de Almódovar Josefina Català de Valeriola.Tan solo se conserva de la imaginería original el arcángel San Miguel. Está ubicada encima de una pintura mural recientemente recuperada y rodeada por la decoración neoclásica dorada del presbiterio que llega hasta el lujoso escudo del barón Baltasar Escrivà de Ixer Monsoriu. Este señor, también conde de l'Alcúdia, llegó a ser virrey de Mallorca.

La imaginería original estaba formada en el primer nivel por las esculturas de San Jose y San Joaquín. La primera advocación pasó a ser patrón del pueblo el 1784. La advocación de San Joaquín no se ha celebrado nunca en el municipio. Está situada allí porque el barón de la población en aquel momento era Joaquim Castellví, también conde de Carlet. Esas dos imágenes desaparecieron en la Guerra de España. En la hornacina central se encontraban los Santos Juanes, patrones del templo. Al desaparecer fueron sustituidos por otros a principio de los años 50 del siglo XX. En el siguiente nivel estaban las imágenes de San Vicente Ferrer y San Vicente Mártir. Fueron puestas otras al restaurarse el retablo el 1999. En la parte central se encontraba un destacado lienzo de la Inmaculada. Estuvo sustituido por otro de inferior valor al desaparecer también el anterior. Hay que destacar en ese nivel las tallas originales de dos ángeles sosteniendo el sol y la luna. En el ático, como se ha dicho, destaca la talla del arcángel san Miguel pisando el demonio. Presenta una policromía de gran valor.

El retablo constituye uno de los pocos ejemplos de retablo de madera original conservado en la comarca. Por esa razón, tiene un valor excepcional.