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La Lonja de Castellón se empezó a construir entre 1606-1617, por Francisco Galiança. Fue un inmueble de base rectangular, de una sola planta y con dos fachadas abiertas y dos grandes arcos apoyados sobre columnas toscanas. En 1792 y ante el estado ruinoso que presentaba el edificio, el Ayuntamiento de Castellón acuerda venderla. El edificio de la Lonja adquiere así una característica muy peculiar: el bajo es propiedad municipal y de uso público, mientras que el edificio superior es una vivienda familiar de propiedad privada. La nueva construcción muestra unas fachadas tardobarrocas con pinturas alegóricas del morellano Joaquin Oliet.

En 1906 el municipio vende la vieja lonja y pasa a manos particulares. Los nuevos propietarios intervienen confiriéndole un carácter ecléctico y estilo academicista que implica el cierre de los arcos y la construcción de un entresuelo para destinar la planta baja a una tienda y el resto del edificio a vivienda burguesa. Vicente Castell lleva a cabo la remodelación pictórica, quien conserva las alegorías de Oliet e incorpora motivos pompeyanos.

En 1984 se declara monumento histórico-artístico.

La Universidad Jaume I la adquirió en noviembre de 1999 el edificio para recuperarlo para la ciudad como centro de desarrollo cultural y educativo. En las últimas intervenciones arquitectónicas, se ha buscado recuperar la máxima fidelidad a la acumulación de estilos e intervenciones arquitectónicas que ha vivido el edificio.